Alinear tus dientes siempre conlleva un poco de dolor, pero mientras con los alineadores es mínimo, con los brackets puede ser muy doloroso. ¿Sabes por qué? Te contamos.
Cuando tu ortodoncista te coloca los brackets, estos aplican fuerza al diente que a su vez forza a la raíz a moverse. Como la raíz está incrustada a tu mandíbula necesita espacio para moverse así que afecta al calcio, deteriorándolo un poco para hacer espacio donde se mueva el diente; este movimiento activa tu sistema inmunológico que actúa para reparar los cambios que se van generando, por eso te lleva una fuerte sensación de dolor.
También cómo fue colocado el aparato ortodóntico, más tus hábitos pueden provocar algunas lastimaduras en tu boca, por ejemplo, llagas en labios, mejillas o lengua que se producen por el roce del metal en el caso de los brackets metálicos.
Con los alineadores esto cambia debido al material, la forma del alineador y la periodicidad de cambio. Como es un proceso más progresivo, donde los alineadores se cambian cada dos semanas, es más amigable con nuestra mandíbula, haciendo que los dientes se muevan gradualmente sin dañarla. Además de que no existe roce que pudiera causar lesiones como con los brackets.
Así que ya sabes, si prefieres un tratamiento con poco dolor… ¡prueba fits!
